¡Las tizas no se manchan con sangre!
El 4 de Abril de 2007, Carlos Fuentealba era asesinado en la provincia de Neuquén. Carlos, el maestro, es un ejemplo de coraje, de solidaridad, de compromiso, pero fundamentalmente, de lucha.
La justicia no ha llegado para Carlos, como tampoco ha llegado para tantos luchadores populares. Si bien el juicio y encarcelamiento del cabo que disparó el tiro de gracia fue sin duda un avance, queda todavía pendiente la mayor de las deudas: el juzgamiento de los responsables políticos del crimen. Carlos Fuentealba no murió por un error policial, la represión que termina con su vida, fue planificada, ordenada y ejecutada por el poder político de la provincia de Neuquén, por Sobisch.
La impunidad que representa el ex gobernador de la provincia, y el gobierno nacional que la garantiza, nos llena de indignación, y nos convoca a movilizarnos, una vez más, para que los asesinos paguen lo que les corresponde. Lo que a ellos más les indigna, es que Carlos siga presente. Y Carlos está presente.
¡Docente que lucha, enseña!
FULP
